Este músico es miembro además de una banda de música, la cual tiene muchos vídeos colgados en la red, con el mismo nombre de Kilema. Su taller destinado a escolares está lleno de ritmos, melodías, cultura y diversión. Como él mismo dijo en su presentación, nos hizo de guía para enseñarnos su país de origen, un país "humilde, pobre, pero donde la gente es extremadamente feliz", lo que nos hizo ver que el materialismo y el consumismo en el que estamos inmersos, no da la felicidad, y que con poco uno puede ser mucho más feliz. Nos habló de su fauna, su flora, su clima, haciendo intervenir a los alumnos y alumnas del centro, alguno de ellos dejándolo sorprendido por todo lo que sabía de Madagascar.
Su taller se basa en el ritmo, dando fórmulas rítmicas a modo de palmadas según la palabra que dijera. Así, si la palabra era Lamako eran cuatro las palmadas que debíamos dar todos juntos; si sonaba la palabra Avereno, debíamos dar 10 palmadas; finalmente si la palabra era Atambaro, solo era una palmada. Además nos enseñó multitud de instrumentos típicos de su tierra, como el kabosy, la valiha, el katsá o el marovany. Lo que más nos sorprendió es la capacidad de crear instrumentos musicales muy ricos en sonidos con materiales de desecho, como por ejemplo una pequeña goma de riego, una caña, una calabaza, o unos simples palos de madera unidos con hilo de pesca (aunque un pequeño "accidente" hizo que volara uno de esos palos, sirviendo como anécdota del taller).
Con todos estos instrumentos, nos enseñó canciones típicas de su país, alguna de ellas muy divertida. Nos explicó que algunas de esas canciones eran cantadas a modo de juego por los niños y niñas de su país cuando van de camino a la escuela, ya que a veces tienen que caminar hasta tres y cuatro kilómetros hasta llegar al colegio desde sus casas.
"La música es magia, y hoy permite que personas que no nos conocíamos hace un minuto, ahora estemos unidos y conozcamos más de nosotros y de otros lugares del mundo", dijo con gran acierto Kilema. Por su calidad humana, su simpatía, su ritmo que nos hizo a todos los allí presentes (alumnado, profesorado y padres y madres) levantarnos de nuestro asiento, su manera de transmitir y enseñar y, sobre todo, su bondad y paz interior, el taller se consideró un éxito, ya que nos hizo salir de allí con una sonrisa y con más conocimientos musicales y culturales. Una experiencia única, y con la que nos trasportamos a miles de kilómetros sin salir de nuestro pueblo.
Algunos alumnos aprovecharon para entrevistarlo, una entrevista que saldrá en el programa de "El Luthier de Melodías", el cual como ya sabéis está en fase de edición y verá la luz en pocos días.
Desde aquí agradecemos a Kilema por su genialidad de taller, esperando verlo pronto y deseándole mucha suerte en su andadura.
Si queréis disfrutar de su música, visitad su web. Además os dejo un vídeo sobre una entrevista musical que se realizó en una televisión local cordobesa, donde además de escuchar su música, podemos escuchar también cosas interesantes que aporta. ¡Qué no pare la música!
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